jueves, 13 de octubre de 2011

Comunicado del departamento de lenguas

Por favor revisen la página de la universidad y/o de la facultad pues debe haber ya un comunicado del departamento con respecto a la situación de la universidad.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Resumen de las fases


A continuación pego un texto guía sobre las fases del comentario:


Colegio Salesiano SAN JUAN BOSCO Literatura 4o ESO
CÓMO SE COMENTA UN TEXTO LITERARIO
FASE I. LECTURA ATENTA DEL TEXTO
Buscaremos en el Diccionario todas las palabras cuyo significado no nos resulte completamente claro.
Sólo interesa la acepción que conviene al texto. Debemos comprender el pasaje, pero no trataremos de interpretarlo. Numeraremos los versos o líneas de 5 a 5.
FASE II. LOCALIZACIÓN
Nos daremos cuenta de si es un texto independiente o un fragmento.
Señalaremos el género literario a que pertenece.
1.- Si se trata de un texto completo
Debemos localizarlo en la obra total del escritor, con ayuda del manual de Literatura.
2.- Si se trata de un texto fragmentario Casos posibles: A. Hemos leído la obra a que el texto pertenece.
Referiremos la obra al conjunto de obras del autor. Para ello buscaremos en el manual de Literatura datos acerca de dichas obras, del ambiente ideológico y artístico en que aquel vive, etcétera.
Situaremos, después, el fragmento dentro de la obra a que pertenece. Narraremos sucintamente el contenido de la obra, y señalaremos en qué punto se inserta dicho fragmento.
B. Conocemos sólo el capítulo (o la escena, o el canto, etc.) a que el texto pertenece.
Con ayuda del manual, referiremos la obra al conjunto de obras del autor, ambiente ideológico, artístico, etcétera.
Narraremos brevemente el argumento o contenido de la obra, aludiremos a su significado, y situaremos en ella el capítulo (o escena, o canto...) que conocemos.
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Colegio Salesiano SAN JUAN BOSCO Literatura 4o ESO
Narraremos brevemente el contenido del capítulo (o escena, o canto...) que conocemos, y en él situaremos y destacaremos el fragmento que se nos ha propuesto.
C. El texto pertenece a una obra de la que no conocemos nada.
Buscaremos en el manual algunos datos sobre obras del autor y sobre aquella obra en particular, y procederemos como en el caso 1.
FASE III. DETERMINACIÓN DEL TEMA
Reduzcamos el asunto a las líneas más generales. Procuraremos que nada falte y nada sobre. Y que sea breve. Intentemos dar con la palabra abstracta que sintetice la intención del escritor.
FASE IV. DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA
Fijaremos primero la estructura métrica, si el texto está en verso.
Buscaremos después los apartados. (Empezaremos aquí si el texto está en prosa.)
Los apartados serán poco numerosos (dos, tres, cuatro,...).
Los apartados no coincidirán siempre con las estrofas (si el texto está en verso).
Los apartados contienen modulaciones distintas del tema.
Hay textos sin estructura aparente.
No olvidaremos que todos los elementos del texto son solidarios. Los apartados no son, pues, partes del texto.
FASE V. ANÁLISIS DE LA FORMA PARTIENDO DEL TEMA
Hay una estrecha relación entre el tema y la forma. Esto se expresa en el principio fundamental:
El tema de un texto está presente en los rasgos formales de ese texto.
El análisis consiste en justificar cada rasgo formal del texto como una exigencia del tema.
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No pasaremos de un verso a otro, o de una línea a otra, sin haber analizado completamente ese verso o esa línea. Nuestro análisis seguirá, pues, el orden de lectura.
Ante todos los rasgos formales (léxicos, sintácticos, métricos, figuras retóricas, etc.) y aun ideológicos que nos vayan llamando la atención, nos preguntaremos: ¿por qué esto? Y trataremos de justificarlo como una exigencia del tema.
Necesitaremos para este análisis todos los manuales que poseamos de Lengua y Literatura.
De todas nuestras observaciones en esta y en las anteriores fases, habremos ido tomando nota en un borrador.
El ejercicio definitivo.
Antes de establecer la conclusión, redactaremos el ejercicio en limpio.
Para componerlo seguiremos el orden de nuestras notas en el borrador.
Si las notas son apuntes rápidos y descuidados, que tal rapidez y descuido no pasen al ejercicio.
En nuestras notas habrá quizá observaciones desdeñables, imprecisas, reiterativas.
Probablemente, al redactar el ejercicio, se nos ocurran cosas en que no habíamos caído. Incluyámoslas en el lugar oportuno.
FASE VI. CONCLUSIÓN
Tienen dos momentos: balance e impresión personal.
A) Balance
Resaltaremos los rasgos comunes de nuestras observaciones que confirman el principio fundamental. No entraremos en detalles.
B) Impresión general Nuestra impresión será sincera, modesta y firme. Rehuiremos el empleo de fórmulas hechas o demasiado generales.
Nos concretaremos al pasaje, y no a otras cosas que hayamos leído sobre o del autor.
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Colegio Salesiano SAN JUAN BOSCO Literatura 4o ESO
EL MÉTODO Y SUS FASES
ORDEN DE LA EXPLICACIÓN. El comentario de textos exige un orden.
COMPRENSIÓN DEL PASAJE.
Lo primero y más lógico que debemos hacer, al estudiar un texto para comentarlo, es conocerlo mediante una atenta lectura.
Para ello es preciso que lo leamos despacio y que comprendamos todas sus palabras.
COMPRENSIÓN, NO INTERPRETACIÓN.
En esta primera fase, lo único que debe preocuparnos es entender el texto en su conjunto y en todas y cada una de sus partes.
La primera fase de la explicación consistirá en comprender bien el poema. Habrá que buscar en el Diccionario las palabras cuyo sentido se ignora.
Se conoce ya el sentido literal del soneto. La primera fase es previa y preparatoria de la explicación misma. La explicación no comienza con un comentario de las palabras que no conocíamos o que nos parecen raras.
¿Qué hacer, pues, con esas palabras cuyo significado se ha hallado en el Diccionario? Nada más que esto: aprender sus significados, para que no haya en el texto ni una sola zona oscura.
QUÉ ES LOCALIZAR UNA TEXTO.
Localizar es, como define el Diccionario, "fijar el lugar de una cosa". Por tanto, localizar un texto literario consiste en precisar qué lugar ocupa ese texto dentro de la obra a que pertenece.
El texto puede ser un fragmento, o puede ser un texto independiente.
FASE I.- LECTURA ATENTA DEL TEXTO
FASE II.- LOCALIZACIÓN
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Colegio Salesiano SAN JUAN BOSCO Literatura 4o ESO
Hay que intentar una localización precisa.
NECESIDAD DE LA LOCALIZACIÓN. Todas las partes de una obra artística son solidarias. Todas las partes de una obra artística se relacionan entre sí.
Para comentar con precisión un texto es absolutamente imprescindible tener en cuenta el conjunto a que pertenece, y el lugar que ocupa dentro del conjunto. En suma: es preciso localizarlo.
IMPORTANCIA DE ESTA FASE. Ya tenemos el texto entendido y ya sabemos qué lugar ocupa dentro de la
obra.
De nuestro acierto en este momento de la explicación depende en gran
medida el éxito de la misma. Tratemos de fijar el concepto de tema.
EL "ASUNTO" DEL TEXTO.
Todos conocemos la noción de argumento. Pues bien, vamos a llamar asunto al argumento de un texto.
DEL "ASUNTO" AL "TEMA".
Dos rasgos importantes ha de poseer la determinación del tema: claridad y brevedad.
Si tenemos que emplear muchas palabras para definir el tema, hay que desconfiar: lo probable es que no hayamos acertado.
De ordinario, el núcleo fundamental del tema podrá expresarse con una palabra abstracta, rodeada de complementos. En el ejemplo anterior, ese núcleo fundamental es la soledad.
Para fijar el tema, intentemos dar con la palabra abstracta que sintetiza la intención primaria del escritor.
FASE III.- DETERMINACIÓN DEL TEMA
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Colegio Salesiano SAN JUAN BOSCO Literatura 4o ESO
EL TEMA NO DEBE INCLUIR ELEMENTOS SUPERFLUOS.
Al definir el tema, hay que cuidar de no hacer entrar en él rasgos episódicos que pertenecen al asunto.
TAMPOCO DEBE FALTAR NINGÚN ELEMENTO FUNDAMENTAL.
Inversamente, si nada debe sobrar, tampoco debe faltar nada en la definición del tema.
Quiere esto decir que todos los elementos que constituyen el argumento deben estar representados en el tema.
La definición del tema será, pues, clara, breve y exacta (sin falta o sobra de elementos).
¿ES FÁCIL FIJAR EL TEMA?
Como vemos, el tema se fija disminuyendo al mínimo posible los elementos del asunto, y reduciendo este a nociones o conceptos generales.
LA COMPOSICIÓN DE UN TEXTO.
Componer es colocar las partes de un todo en un orden tal que puedan constituir ese todo.
El escritor compone también. El novelista, por ejemplo, distribuye los acontecimientos que va narrando en capítulos, y los va ordenando; el dramaturgo dispone la materia dramática en actos, dentro de estos va desarrollando los cuadros y las escenas.
LOS ELEMENTOS DE LA ESTRUCTURA SON SOLIDARIOS. Todas las partes de un texto se relacionan entre sí.
EL APARTADO.
Llamaremos apartado a cada una de las partes que podemos describir en el texto.
Puede ocurrir que no podemos hallar apartados en nuestro análisis.
FASE IV.- DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA
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Colegio Salesiano SAN JUAN BOSCO Literatura 4o ESO
EL TEMA Y LOS APARTADOS.
El tema suele distribuirse irregularmente por los apartados.
Nótese, sin embargo, la soledad del niño, está presente en todos.
Los apartados se caracterizan y distinguen entre sí porque el tema adquiere en cada uno de ellos modulaciones más o menos diversas.
LOS APARTADOS EN LA POESÍA.
Conviene que prevengamos si supusiésemos que cada apartado coincide con cada estrofa.
TEXTOS SIN ESTRUCTURA APARENTE.
En otras ocasiones el pasaje no posee estructura porque el autor no ha querido dársela, mejor dicho, porque el desorden es lo que expresa más adecuadamente el tema
EL TEMA Y LA FORMA DEL TEXTO. Llamamos forma a las palabras, a los giros gramaticales que integran el
texto.
Entre todos los medios lingüísticos que el idioma ofrece al escritor, este ha elegido unos cuantos que le parecían más adecuados para expresar mejor el tema.
Ha de haber, por tanto, una estrecha relación entre el tema y la forma.
PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE LA EXPLICACIÓN DE TEXTOS.
Efectivamente, la relación prevista entre el tema y la forma viene regulada por un principio en el cual se basa íntegramente el comentario y que, por eso, denominaremos principio fundamental.
El tema de un texto está presente en los rasgos formales de ese texto.
FASE V.- ANÁLISIS DE LA FORMA PARTIENDO DEL TEMA
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Colegio Salesiano SAN JUAN BOSCO Literatura 4o ESO
APLICACIÓN DEL PRINCIPIO FUNDAMENTAL A LA EXPLICACIÓN.
Del principio fundamental se extrae la norma básica de la explicación. Efectivamente, esta consistirá en ir comprobando, línea a línea, o verso a verso, cómo se cumple dicho principio, esto es, de qué modo el tema va determinando los rasgos formales del pasaje.
La explicación de un texto consiste en "justificar" cada rasgo formal del mismo como una "exigencia" del tema.
NECESIDAD DE LA CONCLUSIÓN.
Con el análisis de la forma partiendo del tema hemos terminado el comentario propiamente dicho.
Si nuestro ejercicio acabara aquí, daría la impresión de que no había sido provechoso, de que no habíamos captado la esencia y el significado del texto.
QUÉ ES LA CONCLUSIÓN.
La conclusión es un balance de nuestras observaciones, que ahora reducimos a sus líneas generales.
Y es también una impresión personal.
LA CONCLUSIÓN COMO BALANCE.
En la conclusión debemos atar, reducir a líneas comunes, los resultados obtenidos en nuestro análisis. No se trata de sumar dichos datos, en una farragosa enumeración, sino de resaltar su rasgo común.
LA CONCLUSIÓN COMO IMPRESIÓN PERSONAL.
La conclusión debe acabar con una opinión sincera sobre el fragmento. Normalmente, en los textos que nos sean propuestos, tendremos que alabar, porque su calidad así lo exija. Pero otras veces, su sentido moral, su tema o su forma no nos agradarán, y debemos decirlo.
Nuestra opinión será modesta y firme. Y carecerá de fórmulas.

jueves, 6 de octubre de 2011

Viernes 7 de octubre

Estimados estudiantes:

Siendo la realidad del momento algo agitada, y conociendo la convocatoria a paro nacional de FECODE y la marcha hacia la Plaza de Bolívar, me permito sugerir que, en caso de que paro y marcha se lleven a cabo, encuentro que sería algo complejo reunirnos para la realización de la clase.

Ruego el favor de que sigan trabajando en los contenidos propuestos y estar pendientes de este blog para lo que viene la semana entrante, esperando que las cosas se normalicen y podamos continuar con nuestro itinerario académico.

lunes, 3 de octubre de 2011

Asistencia a clase


Es imperativo recordar a los estudiantes que, si bien durante la semana cultural el manejo de la asistencia a clase fue laxo por parte del profesor, eso no indica que se deje de tener en cuenta la inasistencia a partir de esta semana.
De acuerdo a la última entrada de este medio, el día martes 4 de octubre habrá encuentro entre estudiantes y profesor, por lo cual la asistencia será tomada en cuenta.
Muchas gracias por su atención.

Cancelada reunión en Virgilio Barco

Estimados estudiantes:

Informo que el encuentro de mañana martes en la Virgilio Barco ha sido cancelado. Nos vemos en la universidad, a la entrada del edificio A, al lado izquierdo de la cancha de micro (mirando hacia el norte) a la hora de la clase.

Espero poder contar con todos ustedes.

Clase martes 4 de octubre


Debido al paro indefinido en que se encuentra la UPN, la clase de mañana martes será en la biblioteca Virgilio Barco, en la sala deTareas (primer piso).

Los espero a las once de la mañana.

Asistencia OBLIGATORIA

¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!

jueves, 18 de agosto de 2011

Tonterías del Vargas Llosa malo (Reseña Antonio Caballero- El Malpensante)


Hay varios Vargas Llosas (y no cuento aquí a los hijos). Hay varios Marios Vargas Llosas distintos. Y no quiero distinguir aquí únicamente al narrador realista del periodista de ficción. Sino que, dejando de lado al ensayista político y al pensador económico, al crítico literario y al filósofo social, al conferencista, al polemista, al pugilista, al estadista, al torrencial dispensador de entrevistas, al todavía futuro pero ya previsible memorialista, quiero referirme a otros dos de los numerosos escritores que coexisten en Mario Vargas Llosa: el novelista bueno y el novelista malo.
El pretexto es su más reciente, pero por supuesto no última, novela: un librote (o librito, en parámetros vargasllosianos) de nada menos (o de nada más) que 375 páginas: Travesuras de la niña mala (Alfaguara, mayo de 2006).
 
Para empezar, el novelista bueno. Digo para empezar porque empezó muy bien, con una novela espléndida titulada La ciudad y los perros,que obtuvo el premio... pero no: tampoco tengo espacio suficiente para hablar aquí del Mario Vargas Llosa ganador de premios, sean literarios o paraliterarios o extraliterarios: la Flor Natural de Guayaquil, el Nobel de Química, el de la Simpatía que otorgan las iglesias holandesas, el Capote de Paseo de la plaza de toros de la Maestranza de Sevilla, el de... Digo que empezó muy bien aunque sepa que no empezó con lo que digo: fui yo el que empezó a leerlo por ahí: él había escrito ya, y publicado, y creo que ganado con él un premio, un volumen de cuentos que no he leído yo. Porque, y lo digo de pasada, me permito dudar de que alguien haya tenido tiempo en su vida para leer todos los libros que Vargas Llosa ha escrito y publicado (sin olvidar que, como dije más atrás, nos faltan todavía sus memorias de ultratumba).
 
Un respiro. Para mí. Para ti también, lector, mon semblable, mon frère.
 
Venía hablando, pues, del Vargas Llosa bueno. Sin pretender, ni mucho menos, haberlo leído entero, recuerdo de él tres o cuatro novelas excelentes y dos o tres extraordinarias: Conversación en La CatedralLa guerra del fin del mundoLa fiesta del Chivo. Vastas construcciones literarias de ambición epopéyica y de complejidad creciente, abrumadoras, arrolladoras, como un inmenso río salido de madre, pero está además el Vargas Llosa malo: el de los diarios del tío Reutilio, o Reginaldo, o como se llame aquel engendro; el de la madrastra; el de la otra tía; el de ya no sé exactamente qué título, pero que también he leído, o por lo menos comenzado a leer. Porque aunque no haya leído la totalidad de la obra de los Vargas Llosas posibles, sí les he metido el diente a casi todos los imaginables. O, para decirlo con un término caro a los neoliberales, a los “realmente existentes”.
 
Y de todas las novelas del Vargas Llosa malo la peor es ésta, la más reciente: Travesuras de la niña mala. Desde el final. La protagonista le dice al narrador, en la última frase del libro:
—Por lo menos, confiesa que te he dado tema para una novela. ¿No, niño bueno?
 
No. Lo siento, pero no. Es más: no. No hay nada novelesco en ese tema que le da la susodicha “niña mala” al susodicho “niño bueno”, en ninguno de los significados que se le quiera dar al término “novelesco”. Nada más soso, nada más tedioso. Lo resumo a continuación.
 
La niña mala en cuestión no es ni niña (tendrá unos sesenta años), ni mala (es una tonta con remordimientos); y no hace travesuras: se limita a vivir como mantenida de sucesivos e insignificantes personajes, amantes o maridos, que ni siquiera son muchos: apenas cinco o seis en medio siglo. Un funcionario de la Revolución Cubana, un funcionario consular francés, un funcionario de la mafia japonesa cuyo más desaforado exceso consiste en pedirle que se tire pedos. Y el narrador, claro: el susodicho “niño bueno”, que es un funcionario peruano del servicio de traductores de la unesco en París. La niña mala trata de casarse por lo civil con todos ellos, y en general lo logra, aunque no se entiende muy bien por qué, pues ni siquiera es buen polvo: siempre dice que eso no, y que eso otro tampoco, y que le duele. El secreto de su encanto, que al lector se le escapa, lo explica laboriosamente el narrador, temeroso de que al lector se le haya escapado: consiste en que es una mujer misteriosa: una esfinge. Cómo será de enigmática, que siendo peruanita se hace pasar por chilenita para más adelante cambiar su pasaporte de francesita por uno de peruanita otra vez, pero falso.
 
Todo esto está contado en prosa de traductor de la UNESCO. Pero no me refiero a la de Julio Cortázar, ni a la de Julio Ramón Ribeyro, y ni siquiera a la del propio Mario Vargas Llosa, no: sino a la de un mediocre traductor de la unesco que, como consecuencia de “un pequeño derrame cerebral”, piensa que las traducciones comerciales son más difíciles que las literarias porque están mejor pagadas. (No invento nada: véase la página 334 de la edición de Alfaguara). Con lo cual en la novela encontramos, por ejemplo, diálogos eróticos así:
 
“—No pienso regresar a París —le advertí, mientras la veía, desnuda, de espaldas, yendo en puntas de pie hacia el baño—. Me quedaré a vivir en Tokio y, si no puedo matar a Fukuda, me contentaré con ser tu perro, así como tú eres la perra de ese gángster.
 
—Guau, guau —ladró la chilenita”.
 
Y encontramos también reflexiones estéticas así:
 
“La llevé a ver la catedral, un espectáculo que, con todos los años que llevaba en París, nunca dejaba de deslumbrarme”.
 
Pues la novela nos obliga a seguir minuciosamente al narrador por casi todas las ciudades que ha visitado en su vida Vargas Llosa, viajero infatigable, y a escuchar todos sus consejos de guía turístico. Así, si llegamos a Londres “por una de esas extrañas conjugaciones que trama el azar”, no dejaremos de visitar “el corazón mismo delswinging London: Earl’s Court, una zona muy animada y cosmopolita de Kensington que, por la afluencia de neozelandeses y australianos, era conocida como el Valle del Canguro (Kangaroo Valley)”. O si, por otra loca conjugación de ésas, nos hallamos en la “populosa Tokio”, en lugar de quedarnos en la “impersonal cafetería del Hotel Hilton” nos haremos llevar “a las casa de citas o maisons closes, allá bautizadas con el afrancesado nombre de châteaux”, en Ginza, que es “el barrio de la noche tokiota”. (Tienen jacuzzi y de todo). ¿Que estamos en París? La catedral, ya se dijo, que nunca dejará de deslumbrarnos. Y luego “un bistrot de la vecindad cuya especialidad es el coq au vin, y, de postre, una tarte tatin”. Y, a propósito de París, no debemos olvidar que desde el célebre restaurante de la Closerie des Lilas, “a orillas de l’avenue de l’Observatoire”, hasta l’Ecole Militaire, “hay una buena media hora de marcha”. ¿Madrid? Nos será útil saber que “el café Barbieri, en la calle Ave María, parece un decorado expresionista del Berlín de los años veinte, o un grabado de Grosz o de Otto Dix”.
 
Y todavía falta, todavía falta. Vargas Llosa ha vivido o ha pronunciado conferencias en casi todas las ciudades del mundo, y en todas ha tomado notas. Sale Lima, claro: “con todas las exquisiteces de la gastronomía peruana, el ceviche de corvina, el chupe de camarones, el arroz con pato, el lomito saltado, la causa, el seco de chabelo”. Sale Helsinki, sale Viena, sale Seúl, en la remota Corea. Sale Roma también, pero sólo de pasada, sin mucho dato de información útil para visitantes: ni horarios de trenes ni precios de restaurantes. Pero sí los tenemos, en cambio, sobre los muebles de segunda mano del Rastro de Madrid, sobre las entradas de la cafetería del Museo Antropológico de Kyoto o sobre el té con scones del desayuno en el Russell Hotel de Londres, en Russell Square, cerca del Museo Británico, donde los camareros son muy amables.
 
Quiero decir: no es que me parezca mal que cosas así se cuenten en una novela. Desde el Satiricón de Petronio las novelas estaban hechas para que quepa en ellas todo. El propio Vargas Llosa descubrió (se lo oí en una conferencia) que en El Quijote están ya expuestos los principios económicos neoliberales de Hayek y de Milton Friedman. Y también el aburrimiento es un tema novelesco fascinante, como enMadame Bovary. Pero son los personajes quienes deben aburrirse: no el lector. Y a Vargas Llosa no le van los temas frívolos ni las emociones sutiles. Proust, por ejemplo, le saca a un sombrerito de la duquesa de Guermantes doscientas o trescientas páginas de tiempo perdido, de tiempo recobrado, de tiempo. Y en cambio sólo sentimos que estamos perdiendo el tiempo cuando leemos que el traductor de la unesco se dedica “a recorrer boutiques y tiendas de señoras para elegir un regalo discreto y a la vez original, delicado” para terminar comprando “una de las primeras cosas que vio y que le gustaron, donde Vuitton: un neceser con una colección de frasquitos de cristal para perfume, cremas y lápices de labios, y una agenda y un lápiz de concheperla que se ocultaban en una falso fondo. Había algo vagamente adulterino en ese escondrijo del coqueto neceser”. El Vargas Llosa bueno necesita temas ruidosos y truculentos para que sus cuentos vengan a cuento. Cuando no los tiene, es mejor que no escriba.
 
Pero bueno: por lo menos, confieso que me ha dado tema para un artículo. ¿No?